lunes, 27 de abril de 2009

EL PLAN PERFECTO. CASO No. 1

Llega a la fundación una camioneta súper estrambótica escoltada por un automóvil de alta gama, parquean, se bajan de automóvil dos hombres jóvenes, uno un poco mayor que el otro, ambos un poco parecidos entre ellos. De la camioneta se baja el chofer que alista una silla de ruedas y una enfermera impecablemente vestida. Con mucho cuidado bajan a una pobre viejecita que sientan en la silla con dificultad, le limpian las babitas, le acomodan la ropita y entran al consultorio. El doctor los recibe, es la primera consulta. Al parecer la viejecita tuvo una caída y, si bien no le pasó gran cosa, desde entonces perdió el habla y la movilidad, tienen que ayudarla para todo, incluso les cuesta mucho que reciba la comida. Que raro, piensa el doctor, no parece tener daño alguno. Los hijos le cuentan que además están muy preocupados pues ella siempre ha estado al frente del negocio familiar, fue muy activa y los sacó solita adelante, es muy raro todo lo que esta pasando, los demás médicos no encuentran nada enfermo, nada dañado, ni atrofiado, creen que necesita un psicólogo. El doctor les pide quedarse a solas con la señora.

Tan pronto los hijos salen del consultorio y la señora se ve a solas con el psicólogo se para de la silla, el doctor cae sentado. La vieja se estira, se acomoda y vuelve a sentarse.

- Doctor, acaba de ser escogido para ayudarme porque tengo un plan.
Él no salía de su asombro
- Sumerce no solo me va a ayudar, sino que no puede decir nada por confidencialidad de paciente-médico. He decidido que tengo que retirarme, estoy cansada de mantener a ese par de vagos de mis hijos y de ver como malgastan mi trabajo. Es por eso que mi plan consiste en volverme un vegetal y ver en vida lo que pasara el día de mi muerte, he decidido que voy a ver que hacen este par de vagos para ver a quien le dejo todo.

El doctor se fue de culo, es el plan perfecto! la vieja es un genio! pero, que iban a hacer? ella ya lo tenia todo resuelto, le dijo que dijera que era necesario ir todos los días a terapia, que no dejaran la enfermera, que el la trataría. Ella mientras tanto hacia de voluntaria con los chicos y los animales. Salió el doctor del consultorio, le dijo a los hijos que sería necesario verla a diario, que no era necesario que la enfermera se quedara con ella, que para eso estaban las terapeutas, que sería un proceso muy lento, pero que había esperanzas, que mientras tanto vieran la forma de ponerse al frente del negocio.

Empezó la viejita a ir todos los días. Llegaban el chofer con la enfermera, bajaban la silla, la acomodaban, le limpiaban la babita y la dejaban en manos de las terapeutas. Una vez su flamante camioneta se iba la vieja salta de la silla, ayudaba con los niños, leía, jugaba con los perros. La vieja estaba de vacaciones. Pasaditas las cinco de la tarde la vieja se sentaba en su silla y veía llegar s camioneta con el chofer y la enfermera, a esa hora volvía a quedar inmóvil. Pasaban los días y la viejita estaba radiante, los hijos llamaban a la fundación a contarles que estaba recibiendo mas comidita, que se veía con la expresión mas iluminada, que si bien seguía sin mover un dedo, se le veía mas vida. Y era así, con las idas al campo la viejita se sentía aún más activa que trabajando en su negocio, aprendió a montar a caballo, charlaba durante horas con él doctor con quien terminó siendo gran amiga.

Un mes o mes y medio el doctor le preguntó a la señora como iba su misión de ver a sus hijos tomar el control, sobretodo porque ya todo el mundo estaba esperando algún tipo de mejoría en la pobre viejita. Ella ya tenía claro cual de sus hijos sería el heredero de su negocio, el hijo que ella no hubiese jamás imaginado. le contó que un fin de semana, como todos pensaban que la viejita no oía, habían casi que repartido la herencia en su presencia, que sus nueras se peleaban por la casa, que su hijo menor, uno que el médico no conocía era el único que trabaja de sol a sol mientras los otros dos sacaban provecho de la empresa. Vio como la nuera que más quería sacaba sus cosas y se las ponía. Vio su muerte en vida. Decidieron entonces que no podía mejorar de un momento a otro porque sería sospechoso, empezaría con decir algunas palabritas para recuperar el habla primero y la movilidad poco a poco.

Esa noche los hijos y las nueras celebraron que la viejecita pudo hacerse entender, dejaron de gritarle como si estuviera sorda y recuperaron cada cual su personaje de niño bueno. A las pocas semanas la viejita hablaba y poco a poco recuperaba sus movimientos, pudo ir al baño sola y comer y eventualmente logró ponerse de pie. Un mes y medio después la viejecita estaba como nueva. Se despidió con tristeza del doctor, el también triste le dio un abrazo y la dejó ir para su casa en su elegante camioneta ya sin la enfermera, sólo con el chofer. La viejecita llegó a su casa, reunió a sus hijos y les dijo que estaba en camino un abogado, iba a hacer su testamento en presencia de todos. Los hijos con las nueras vieron que llegaba el momento de redimir los puntos, sin saber, por supuesto, que todo había cambiado.

4 Comments:

Unknown said...

Epale esto es muy cruel... y el final?... muy bueno tu relato,

Hannibal said...

... y la de la pelotita de ping pong en el shopping? esa está buenisima!!!!
Ahora, deberías poner la leyenda: Cualquier parecido o semejanza con al realidad es un mero hecho fortuito del destino.- O vamos todoso presos.-jajaja
Aguante la guionista! mi chica, claro...

Celes :) said...

Me encantó! Pero leyendo el comentario de Hannibal me pregunto: ¿pasó de verdad? ¿o es sólo tu imaginación? Porque lo contaste tan bien que hasta vi el hilito de baba de la viejita, jajaja!
Muy linda historia :)

CATALINA PALOMINO said...

es todo verdad. todo , todito